1 Pedro 1.17-21

Auxílio Homilético

10/04/2005

Prédica: 1 Pedro 1.17-21
Leituras: Salmo 16.1-5a e Lucas 24.13-25
Autor: Pedro Kalmbach
Data Litúrgica: 3º.Domingo da Páscoa
Data da Pregação: 10/04/2005
Proclamar Libertação - Volume: XXX


1.Observaciones generales

Según el versículo 14 del primer capítulo, la primera carta de Pedro va dirigida a grupos de cristianos conversos, es decir, a cristianos de origen gentil, que vivían expatriados en los territorios de Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia (1.1).

El tema central de la carta es la exhortación a la esperanza (1.3-12), a la santidad (1.13-2.10: tornarse piedras vivas de un edificio espiritual cuya piedra angular es Cristo) y a la buena conducta. El fundamento de ello se encuentra en el hecho salvífico de Dios a través de la muerte y de la resurrección de Jesucristo (1.3.18-19; idea del rescate sacral del esclavo que también se encuentra en Mt 10.45; 1 Co 6.20, 7.23). Esta es la razón para alabar a Dios, para agradecerle, para tener esperanza (1.5-12) y para el cambio de actitud de la persona cristiana (1.13ss).

El contenido de la carta puede ser atribuída al apóstol Pedro, pero no su redacción (O. Cullmann, A formação do Novo Testamento, p. 73-76.).

2.Aproximación al texto

Si invocamos al Padre, es decir, si nos llamamos cristianos/as debemos buscar la forma de ser consecuentes y de vivir a partir de ello.

Sin embargo, ¿qué es lo que significa ser cristiano/a y vivir como cristiano/a? ¿Qué es actuar a partir de una identidad cristiana? En un país que asume como su religión oficial al cristianismo ¿no corremos el riesgo de que se pierdan y se diluyan aspectos centrales que hacen a la identidad cristiana? ¿Cuál es la diferencia, la marca, que hace a una persona ser cristiana? ¿Se trata de atenerse a algunas prescripciones de tipo moral? ¿Se trata de cumplir algunas leyes?

Leo y releo el texto. Hay un fuerte apelo a la coherencia (v. 17). A través de Jesucristo, Dios ha inaugurado para todas las personas que lo invocan (que fueron bautizadas) una nueva realidad. La muerte sacrificial de Jesús, como un rescate, es lo único que libera, que salva (v. 18-19), que hace que las personas cristianas sean santas (v. 15-16). Jesucristo trae y muestra el amor de Dios a las comunidades y a las personas. A través de Él, Dios expresa y manda su amor para la humanidad.

Se trata de vivir a partir de esa realidad, de la muerte y resurrección de Jesucristo. Ya nada podemos hacer para nuestra propia salvación, pues todo lo ha hecho Dios a través de la muerte y resurrección de su Hijo. El fundamento de la vida cristiana, la esperanza de la salvación se encuentran exclusivamente en el hecho salvífico de Dios a través de Jesucristo, del cual pasamos a formar parte con el bautismo (Rm 6.3-5, Cl 2.12.20). Quiere decir que por mérito propio no podemos lograr nada ante Dios. Es Él quien nos ha hecho santos por la acción salvífica en Jesucristo.

El texto es un llamado a que las personas cristianas asuman su santidad, a que tomen conciencia de la misma.

En el verscículo 17 se habla de Dios como el Padre y como el juez. “Padre” da una idea de intimidad, de afecto, de confianza, de cercanía, de protección. El término “juez” limita esta intimidad y confianza. De esta manera la relación entre Dios y el ser humano es colocado en un justo equilibrio. Con ello, según Rudi Kich (Proclamar Libertação, Vol XIII, p. 154), el autor quiere expresar que la persona cristiana no puede disponer de la gracia.

3.Los otros textos

Salmo16.1-5a: El salmista reconoce en Javé al único Dios en quien se puede confiar y en el que encuentra el fundamento de todo lo bueno que le sucede.

Lucas 24.13-25: Jesús ha resucitado de entre los muertos. Él camina con la gente, enseña acompañándola, escucha y no se manifiesta de forma espectacular. Muchas veces sucede, al igual que con los dos apóstoles, que estamos “ciegos” y que no lo reconocemos.

Jesús también nos llama a caminar con la gente, a acompañarla en sus preocupaciones, en sus vivencias, en sus dificultades.

4.Énfasis teológicos

El asunto central del texto (v. 18-19) se refiere al valor de la vida humana. Esta, la vida humana, se volvió santa por la acción salvífica de Dios a través de Jesucristo. De esta manera la vida humana debe ser medida a partir de la muerte de Jesucristo. Ninguna acción humana, ningún esfuerzo o sacrificio por parte del ser humano es igualable al sacrificio que Dios ha realizado en su Hijo. El texto es un llamado a que las personas cristianas abandonen una vida fundamentada en las propias acciones y en cosas corruptibles y que fundamenten su dignidad y su santidad exclusivamente en la acción de Dios.

En la presente época del año litúrgico (período pascual), se recuerda que Cristo ha muerto y resucitado por y para los seres humanos. Es por eso que la esperanza y la fe pueden ser puestas exclusivamente en Dios, en aquél que resucitó a Cristo de entre los muertos (v. 21).

5.Apuntando a la predicación

La santidad de las personas cristianas se basa en el hecho salvífico de Dios a través de Jesucristo. En este sentido no existen “campeones” de la santidad. En todo caso existen personas que buscan vivir o que han buscado vivir en forma consciente y consecuente su santidad. Los “sacrificios” y esfuerzos humanos nada pueden agregar a lo que Dios ha dado. Ellos deben ser entendidos como consecuencia del hecho de asumir la santidad dada por Dios.

En otras palabras, la persona cristiana está llamada a construir su vida a partir de la realidad de Dios. Esto se produce todos los días de nuevo, como una conversión diaria y no como un acto puntual y único.

Cuando las personas toman en serio lo que Dios les ha dado, cuando orientan sus vidas a partir del hecho salvífico en Jesucristo, ellas buscan ser coherentes y responsables en el día a día y buscan responder a las enseñanzas de aquél que inauguró una nueva realidad en este mundo. La tarea de las personas que se consideran cristianas es la de testimoniar con sus vidas, con sus palabras y con su actuar que Dios quiere la liberación y la salvación de todas las personas.

La coherencia y el testimonio de la comunidad cristiana también es un punto que puede ser tematizado. Se trata sobre la pregunta de lo que significa ser iglesia/comunidad cristiana hoy.

Otro aspecto que puede ser considerado en la predicación es el de la esperanza. El texto habla de la esperanza en el v. 21 (en el v. 13 ya se hace mención de la misma). Base y fundamento para la esperanza se encuentran en la resurrección de Jesús. Es decir, en Dios mismo. Quizás cabería aquí una reflexión sobre los diversos fundamentos de nuestra esperanza hoy (partido político, empleo, estudio, juegos de azar etc.), los cuales son pasajeros y corruptibles, “como oro y plata” (v. 18) y ver cómo estos pueden ser reencauzados a partir del horizonte que es dado por la esperanza mayor y en qué medida congenian con la misma o no.

6.Para la celebración

Confesión de pecados:
Presentémonos ante Dios y abramos nuestros corazones.
Queremos colocar en sus manos lo que somos y hacemos: (silencio)
Querido Dios, tu nos haces dignos y santos,
sin embargo nosotros no vivimos de acuerdo a esa dignidad y santidad,
se nos hace difícil sentirte como el único fundamento de lo que somos.
Querido Dios, tu nos haces partícipes de tu acción salvífica
sin embargo nos cuesta vivir de acuerdo a esa realidad,
muchas veces desesperamos y perdemos nuestras esperanzas.
Querido Dios, tu nos amas en forma incondicional,
recibimos tu gracia
pero no la compartimos con las demás personas.
Tu nos llamas a ser hijos tuyos,
seguidores de aquél que fue muerto en la cruz y que tu resucitaste,
sin embargo, cuántas veces nos convertimos en seguidores de cosas y
o de otros “líderes”,
cuántas veces desistimos y nos volvemos indiferentes.
Querido Dios, te pedimos que alimentes en nosotros la esperanza,
que nos des las fuerzas y el coraje para vivir a partir de tu hecho salvífico,
por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Bibliografía

BUCHWEITZ, Wilfrid. Meditação sobre 1 Pedro 1.17-21. In: Proclamar Libertação Vol. XVIII. São Leopoldo: Editora Sinodal, 1992.
CULLMANN, Oscar. A formação do Novo Testamento. São Leopoldo: Editora Sinodal, 2001.
KICH, Rudi. Meditação sobre 1 Pedro 1.(1-17)18-21. In: Proclamar Libertação Vol. XIII. São Leopoldo: Editora Sinodal, 1987.

 


Autor(a): Pedro Kalmbach
Âmbito: IECLB
Natureza do Domingo: Páscoa
Perfil do Domingo: 3º Domingo da Páscoa
Testamento: Novo / Livro: Pedro I / Capitulo: 1 / Versículo Inicial: 17 / Versículo Final: 21
Título da publicação: Proclamar Libertação / Editora: Editora Sinodal / Ano: 2004 / Volume: 30
Natureza do Texto: Pregação/meditação
Perfil do Texto: Auxílio homilético
ID: 23572
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